Por: Antonio Yaguarix de Moya
Publicado originalmente en
A Víctor Camilo, etnógrafo de la resistencia.
Las diferencias no nos empobrecen, nos enriquecen.
El Principito, Antoine de Saint Exupèry
Recientemente han sido exhibidos en los Estados Unidos y en países de Europa un par de documentales sobre las condiciones de trabajo en que viven personas de origen haitiano en
En esos documentales se acusa a algunos consorcios azucareros privados, de continuar ejerciendo prácticas que podrían considerarse como un nuevo tipo de esclavitud en las comunidades rurales o “bateyes” donde viven los trabajadores agrícolas azucareros.
El batey de hoy es un poblado donde residen con sus familias los actuales o antiguos cortadores de la caña de azúcar. Originalmente, la palabra taína batey se refería a una plaza ceremonial en el centro de los yukayekes o poblados, donde se realizaban los areytos –cantos y bailes-- y se jugaba al batú o pelota.
¿Nueva esclavitud o super-explotación?
Las prácticas “neo-esclavistas” o de súper-explotación se refieren al trabajo de sol a sol; virtual confinamiento en bateyes de extrema pobreza; bajos salarios; y servicios básicos inexistentes.
Esas condiciones de trabajo resultan poco atractivas para los agricultores dominicanos, aunque muchos deban aceptarlas. Los cultivadores, entonces, son reclutados mayormente entre los campesinos en
Durante casi un siglo, desde 1919, estos agricultores han venido siendo introducidos anualmente en territorio dominicano con esos propósitos. Muchos residen durante años o permanentemente en los bateyes, aunque su status nunca es definido. Indocumentados, ellos “pertenecen” al ingenio azucarero. Como dijera el poeta Pedro Mir, “son del ingenio”....
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